PRESENTACIÓN
 

 
Con los vientos de cambio llega, una vez más, la tradicional época de un nuevo año que nos permite respirar el aroma de las buganvilias, el humo del incienso y copalpóm que en ruego se eleva al cielo, para glorificar el Santo nombre de Nuestro Señor Jesucristo, alabándolo por siempre con los viejos cantos aprendidos, a sabias enseñanzas de los frailes dominicos, mientras el lastimero sonido de la flauta y el tamborcito forrado de tela, nos invitan a la reverencia a los pies del Nazareno y de su Madre Dolorosa en el inicio de una nueva cuaresma que nos llevará a las iglesias, templos y ermitas a recordar que Jesús se hizo hombre y habitó entre nosotros y por nuestros pecados redimió al mundo muriendo en una cruz, facetas que recordamos por medio de las imágenes que nos simbolizan cada uno de esos instantes memorables que nos deben conducir a la reflexión para constituirnos en mejores seres humanos cada día y poder vivir en un mundo mejor, por medio de nuestros actos y actitudes, de nuestra razón espiritual la cual olvidamos cuando nos imbuimos en un mundo consumista y materialista como el actual, donde el aspecto espiritual parece no tener cabida. Con el anuncio de que polvo somos y en polvo nos convertiremos por medio de la ceniza impuesta en nuestra frente, se nos da la oportunidad de ser humildes e ir por los caminos del señor a lo largo de cuarenta días y culminar en la rememoración de la pasión en la Semana Santa del año 2009.
La Hermandad del Señor Sepultado de la Santa Iglesia Catedral de Santo Domingo de Guzmán, presenta su saludo respetuoso al pueblo cobanero y altaverapacense. Invocando el Santo nombre de Dios, por medio de éste sitio, dirigiremos nuestro mensaje espiritual, de motivación para que juntos hagamos de la Cuaresma y Semana Santa una verdadera época de arrepentimiento por nuestros pecados, haciendo votos por una vida distinta y pidiendo por todos los habitantes del mundo y en especial por nuestro hermanos guatemaltecos, bendiciones para cada uno en el seno familiar, para su trabajo, por su salud y la convivencia fraterna que debe existir.
Una vez más se levantan las andas y se nos invita a rememorar la vía dolorosa, calcémonos para caminar junto al Nazareno y a su Santísima Madre y hacer que la tradición más antigua de la religión católica sea ferviente como en años pasados.


 
   
 
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